Probamos dos propuestas de esta bebida que apuntan a públicos distintos: uno al femenino, quizás al millenial; y otro al conocedor, que busca destilados con botánicos únicos o de procedencias especiales.
Ya el año pasado les informamos que, según cifras de la consultora Euromonitor, el gin creció un 187% en volumen y 283,4% en valor en los últimos cinco años. Todo un hito en el mercado de las bebidas espirituosas. Pero esto es sólo un dato más en una categoría que todavía tiene caminos para seguir creciendo.
Un camino es el del público femenino y el llamado millenial que no tiene prejuicios ni se ciñe a tradicionalismos enebristas a la hora de elegir una ginebra. Esta es la tecla que pretende pulsar el reciente Beefeater Pink. Parece un destilado diseñado para conquistar al público femenino, un segmento del mercado que no necesariamente ha caído rendido a la giebre gin tonic, sino que parece haberse encasillado en el Aperol, el Ramazzotti y el St. Germain, cada uno combinado con espumante.
En esta era en que se consume con los ojos, el color rosa pálido no parece casual. Ahora, organolépticamente esta ginebra presenta aromas de berries, que toma protagonismo, pero permite detectar otras capas, como los matices herbales del enebro, algo de mieles o caramelos y reminiscencias florales. Al paladar, resulta cremoso y ligeramente punzante, deja revoloteando una sutil nota de pimienta y es también un alcohol ligeramente cítrico y fresco con sus 37,5°. El final transita entre un moderado y fresco dulzor. Podría considerarse un gin saborizado con frutillas como botánico pivote.
Otro derrotero o nicho es el de los conocedores o fanáticos que buscan destilados con botánicos únicos o de procedencias especiales como embotella la etiqueta nacional Tepaluma se elabora en la localidad de La Junta, Carretera Austral. El sello de este austral gin es la tepa, árbol característico de la zona, un botánico que infunde frescor y un matiz boscoso y fragante al destilado. Está construido con 14 botánicos, de los cuales la mitad es procedente de la región de Aysén, además de enebro de Macedonia, raíz de lirio de Marruecos y raíz de angélica de Bélgica. Pero más que desde la ficha técnica, este destilado nos habla desde su perfil aromático matices frescos provenientes de las hojas de Tepa, se advierte también el toque característico del enebro, pero también en nariz y boca se asoman notas más dulces de maqui y calafate. En la boca también queda revoloteando un alcohol cítrico, herbal y muy elegante.
Rodrigo Martínez Periodista, crítico gastronómico